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Así se vio el primer vuelo sobre Barquisimeto

Al norte de la ciudad se improvisó un campo de aterrizaje.



Barquisimeto, estado Lara, 7 de agosto de 2024- "Vuelo de Boland sobre Barquisimeto se realizó con éxito” fue el titular de la primera página del diario El Impulso, publicado el 4 de noviembre de 1912. Un acontecimiento histórico en la pequeña ciudad, que contaba con una población de unos 18 mil habitantes aproximadamente.

Durante la estadía del afamado aviador norteamericano Frank Boland en Puerto Cabello, fue invitado por el entonces presidente del estado Lara, doctor Rafael Garmendia Rodríguez, por gestiones de Fausto Rodríguez y con el patrocinio de instituciones privadas, a proseguir hasta Barquisimeto, donde se acordó, bajo contrato firmado, efectuar tres vuelos.

Reseñó El Impulso que desde muy temprano se dejaban escuchar en la ciudad las vibraciones de la campana mayor del templo de la Inmaculada Concepción y el sonoro reloj de la iglesia Catedral de San Francisco, anunciando el magno evento en una urbe desprovista de automóviles.

El cronista Silva Uzcátegui atestiguó que, desde Caracas, despacharon el avión a través del ferrocarril hasta Puerto Cabello, donde lo colocaron en un vapor hasta Tucacas, y de allí en el Ferrocarril Bolívar hasta Barquisimeto.

Al norte de la ciudad se improvisó un pequeño campo de aterrizaje, vecino a la estación del Ferrocarril Bolívar, en el sitio que ocupó el estadio del Centro Atlético América, área donde en la actualidad está ubicado el Cuartel de la Policía, reseña Correo de Lara.

Desde la mañana de ese 3 de noviembre, los vecinos de Barquisimeto, ávidos de ver el histórico acontecimiento, comenzaron a trasladarse en masas al sitio dispuesto para a través del Tranvía de Caballitos y gran parte caminando.

Por su parte, la primera autoridad estadal llegó al sitio en carruaje de cuatro ruedas tirado por bella caballería.

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Similar transporte utilizó los invitados especiales: doctor Antonio María Pineda, Jesús María Rodríguez Garmendia, don Roseliano Iribarren Alvizu y don Elías Agüero, únicos propietarios de ese medio de movilización. De igual manera se desplazaron los que alquilaron los coches de José Saso o de Lino Piña, dueños de las cocheras existentes.

En la improvisada pista se situaron sillas para quienes pagaron los cómodos asientos en posición privilegiada para contemplar el despegue y aterrizaje del espectacular aparato. La ciudad entera se aglomeró en aquel lugar para curiosear las temerarias maniobras del piloto norteamericano a bordo del “Bluebird”, que había sido armada en el mismo paraje de la exhibición.

El biplano pesaba alrededor de 300 kilogramos. En el centro del fuselaje, fabricado de madera y lona, tenía un pequeño motor de 60 caballos de fuerza.

Con información de Correo de Lara 

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